
El 22 de abril se celebra el Día de la Tierra, una efeméride establecida en abril de 1970 por el senador Gaylord Nelson, que fue el primero en darse cuenta de la urgencia de prestar al planeta Tierra la atención normativa que necesitaba para la protección del medio ambiente, de la que, hasta entonces, carecía.
Uno de los graves problemas que estamos viendo en los últimos años debido al cambio climático es la escasez de agua. Las sequías cada vez son más numerosas y más largas.
Abrir un grifo y que de él salga agua potable no es posible para 2.100 millones de personas.
«La escasez de agua condena a los pobres»
Necesidad vital
El agua es imprescindible para cualquier ecosistema y para los humanos es el principal recurso natural existente en el planeta. Constituye más del 80% del cuerpo de la mayoría de los organismos y es el medio donde comenzó la vida de las especies.
Hay un abastecimiento constante de este recurso gracias al ciclo hidrológico, por este motivo consideramos el agua un recurso natural renovable. La cantidad de agua en el sistema Tierra es constante y lo que varía es su estado (sólido, líquido y gaseoso) y su distribución por el planeta.
Aunque la mayor parte de la superficie terrestre está cubierta por agua, solo alrededor de un 3% es agua dulce. A su vez, el 87% de este agua dulce se encuentra congelada en las capas heladas y glaciares, quedando solo un 0,4% del agua del planeta accesible para el uso humano (200.000 km3). Actualmente el hombre utiliza un 2,2 % de este agua disponible (4.500 km3).
La agricultura ha ocupado y sigue ocupando actualmente el primer lugar mundialmente en cuanto al uso de agua accesible, con un 70% del total, seguida por la industria (22%) y, en último lugar, por el uso doméstico, con un 8%.
En determinadas regiones del planeta existe una falta de recursos hídricos suficientes para satisfacer las demandas de consumo de agua. El problema de la escasez de agua afecta a alrededor de 2.800 millones de personas en todos los continentes del mundo durante al menos un mes cada año.
Las personas que son afectadas por estrés hídrico, viven todas en países en desarrollo. Se considera que un país o una determinada región experimenta «estrés hídrico» cuando los suministros anuales de agua caen bajo los 1.700 metros cúbicos por persona por año (Índice de estrés hídrico de Falkenmark).
Mientras se deteriora constantemente la calidad del agua disponible, en algunos lugares avanza la tendencia a privatizar este recurso escaso, convertido en mercancía que se regula por las leyes del mercado. En realidad, el acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos. Este mundo tiene una grave deuda social con los pobres que no tienen acceso al agua potable, porque eso es negarles el derecho a la vida radicado en su dignidad inalienable»
Papa Francisco Laudato Si (LS, 30)